Empresas podrían tener mayor predictibilidad sobre zonas del país en las que pueden realizar sus actividades económicas.
En el Congreso de la República, se viene evaluando un proyecto de ley presentado por el Ejecutivo, respecto a la creación de un sistema de ordenamiento territorial. Actualmente existen territorios en el país cuyos derechos de uso están superpuestos. Por ejemplo, se calculan alrededor de 20,146 km2 de áreas naturales protegidas, sobre las cuales se superponen concesiones mineras y lotes de hidrocarburos, según la exposición de motivos del proyecto de ley.
Tal situación viene generando un conflicto entre el Ministerio del
Ambiente y el Ministerio de Energía y Minas. “Si la rectoría de la
herramienta territorial está a cargo de uno de los involucrados, difícilmente
el otro va a estar dispuesto a ceder su posición”, explica Javier La
Rosa, experto en resolución de conflictos sociales de la PUCP.
En virtud a ello, el proyecto del Ejecutivo plantea crear un sistema
nacional de ordenamiento territorial que esté a cargo de la Presidencia del
Consejo de Ministros (PCM) para evitar conflictos entre las diferentes
entidades del Estado, o entre aquellas cuyas competencias se superpongan. “La
última palabra la va a tener la PCM y ya no va a dar pie a que algún sector se
aparte de lo que ya se aprobó. Los agentes quieren saber a qué atenerse. Esta
norma [va a ayudar a determinar] qué concesiones podrían tener continuidad y
cuáles no”, añade La Rosa.
De esta forma, las entidades involucradas, sean ministerios, gobiernos
regionales o locales, ya no decidirán por sí mismas el uso que se le dará a
una parte del territorio, sino que deberán seguir la pauta y la rectoría de
la PCM. “La idea es que los gobiernos regionales no se manden por la
libre, como era en su momento”, sostiene Raúl Molina, ex viceministro
de Gobernanza Territorial de la PCM. Evitar que se sigan superponiendo los
derechos de uso sobre el territorio, como plantea el proyecto, contribuiría
además a la prevención de los conflictos sociales. “La conflictividad
ocurre porque no hay articulación”, advierte Jorge Danos, socio del
Estudio Echecopar.
El proyecto también plantea que se alcancen acuerdos sociales sobre
determinados usos en territorios específicos. “Sí va a contribuir a un
clima más predecible para las inversiones y no solo parapetarse en el título
minero, que es un derecho, pero que no define el acuerdo social”, añade
Molina. El impacto final del proyecto de ley, sin embargo, dependerá de las
normas que complementen su aplicación práctica. Porque, si bien la iniciativa
crea un sistema de ordenamiento territorial, esta no regula sus instrumentos.
“Se hubiera esperado un conjunto de instrumentos decisorios al sistema para que
este se vaya ordenando”, observa Iván Lanegra, exviceministro de
Interculturalidad. Entre esos instrumentos pendientes están las herramientas de
planificación del territorio; es decir, las que definen en qué áreas pueden o
no realizarse ciertas actividades económicas.
La iniciativa del Ejecutivo ha sido enviada a las comisiones de
Descentralización y Economía del Congreso para su análisis, antes de elevarse
al Pleno. Sus miembros todavía estarían estudiando el documento. “Por lo
general, todo lo que llega del Ejecutivo se ve inmediatamente. Pero aún no
podemos emitir una opinión”, afirma la congresista Auristela Obando,
vicepresidenta de la comisión de Descentralización.
Fuente: Revista Semana Económica
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